Una palabra sobre la vida y las cosas
 

           

 

Una pequeña voz

        Elías estaba en una cueva y el Señor le dijo que saliera y se parara en la montaña. El Señor pasó y un viento grande y fuerte se abrió paso en la montaña, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, hubo un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto. Entonces hubo un fuego, pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego una voz suave y apacible.

      El Señor nos habla con una voz pequeña y suave. Él nos habla no con una voz fuerte, o una voz de audio, sino con una voz suave y apacible en nuestro espíritu. Había un joven en la iglesia un domingo por la mañana. Escuchó algo en el interior que decía que le diera algo de dinero a una señora que estaba cerca. Miró en su billetera y solo tenía $5.00. Se dijo a sí mismo que no podía darle a la dama un regalo tan pequeño. Luchó consigo mismo durante mucho tiempo. Después del servicio, se acercó a la señora y le dijo que pensaba que debería darle los $5.00. Ella le dijo que solo tenía suficiente gasolina en su auto para llegar a la iglesia y que le había pedido a Dios que la ayudara a conseguir gasolina de camino a casa.

     No sabemos lo que les está pasando a otras personas. Pero el Señor sabe todas las cosas y usa a otras personas para ayudar a los necesitados. Él nos habla con una voz muy tranquila y pequeña. Necesitamos aquietar nuestro propio espíritu para que podamos escuchar lo que Dios está diciendo. Si practicamos detener todas las voces equivocadas que escuchamos y comenzamos a concentrarnos en las cosas del Señor, escucharemos de Él con más frecuencia. Él nos hablará con una voz pequeña y suave, y lo oiremos.


      Nueva versión King James
1 Reyes 19:11 Entonces dijo: Sal, y ponte en el monte delante de Jehová. Y he aquí, el SEÑOR pasó, y un viento grande y fuerte partió las montañas y rompió las rocas en pedazos delante del SEÑOR, pero el SEÑOR no estaba en el viento; y tras el viento un terremoto, pero Jehová no estaba en el terremoto;
 12 y después del terremoto un fuego, pero el SEÑOR no estaba en el fuego, y después del fuego un silbo apacible y delicado.