Una palabra sobre la vida y las cosas
 

           

 

La chupete

        Nuestro nieto tenía 2 años y medio y todavía usaba chupete. No tratamos de quitárselo, pero le dijimos que en su próximo cumpleaños íbamos a pasar ese chupete a la basura. Le recordamos muchas veces lo que íbamos a hacer cuando llegara el momento. Aproximadamente un mes antes de su cumpleaños, un domingo por la tarde, mientras estábamos en la cocina preparando la comida para el almuerzo, nuestro nieto salió de su habitación, caminó hacia el bote de basura, levantó la tapa, se quitó el chupete de la boca. , y lo tiró a la basura. Nos sonrió, luego se dio la vuelta y regresó a su habitación. Ese chupete ya no era necesario.

      Con demasiada frecuencia, los cristianos estamos atrapados en la parte necesitada de la vida cuando ya deberíamos haber superado la necesidad del chupete o, como dice la Biblia, la leche de la infancia. Dependemos de otras personas para que nos ayuden con nuestras necesidades. Estamos corriendo a los consejeros para nuestra ayuda. A veces se necesitan estas cosas, pero muchas veces las mismas personas se presentan a los consejeros, con los mismos problemas, una y otra vez.

      Nosotros, como cristianos, necesitamos una columna vertebral fuerte, o como dirían los marines de EE. UU., "Man-Up". El enemigo siempre va a venir contra nosotros. Nadie está excluido del ataque del enemigo. No podemos vencer al enemigo si no sabemos lo que Dios tiene que decir acerca de nuestros problemas. La palabra de Dios ha cubierto todo lo que necesitamos para vencer a nuestros enemigos. Dios no nos deja indefensos. Estamos indefensos si no estudiamos Su palabra. Su palabra nos da autoridad sobre nuestros enemigos. Nuestra fuerza proviene de la palabra de Dios. Si vamos a llegar a la edad adulta, y ya no a los bebés, solo podemos hacerlo por la palabra de Dios. Ya no queremos ni necesitamos el chupete. Tenemos la palabra de Dios en nosotros y venceremos a todos nuestros enemigos.


      Nueva versión King James
Hebreos 5:12 Porque aunque ya debéis ser maestros, tenéis necesidad de que alguien os enseñe de nuevo los primeros principios de las palabras de Dios; y has llegado a necesitar leche y no alimentos sólidos.
 13 Porque todo el que toma sólo leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño.
 14 Pero el alimento sólido es para los mayores de edad, es decir, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.